El Periódico de Catalunya, 11 de diciembre de 2010. Gustavo Duch
Si la moneda con la que nos manejamos, el euro, tuviera como base los valores ecológicos (una fórmula podría ser un paralelismo con sus costes energéticos), la forma de ver y valorar nuestro consumo sería diferente y sorprendente. Veamos algunos ejemplos de la cesta de la compra ofrecidos por el estudio de Ingeniería sin Fronteras Cuando el olmo pide peras del que tomo datos para este artículo.
Cuando fuéramos a una gran superficie a comprar manzanas el precio del kilo estaría a unos 13 euros, mientras que si las adquiriéramos en alguna agrobotiga ecológica catalana no ascendería a más de tres. Tanta diferencia respondería a que, con mucha probabilidad, la manzana del súper procede de Chile, principal exportador de fruta fresca a nivel mundial.