Decidido a disminuir drásticamente el número de armas en poder de la población civil, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, puso en marcha un programa mediante el cual el Estado le entrega una vaca a cada campesino que se deshaga de su pistola o fusil.La iniciativa partió el miércoles y, según precisó el ministro de Defensa altiplánico, Wálker San Miguel, los primeros en sumarse al plan fueron unos indígenas aimaras conocidos como "Ponchos Rojos".En su mayoría, las armas que se pretende incautar son verdaderas reliquias, ya que provienen de la denominada Guerra del Chaco, que libraron Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935.