El combustible que consumimos viene del Delta de Niger. A la izq de la foto se observa lo bien que beneficia la explotación de los pozos a los habitantes de allí. Es un pueblo de pescadores, empobrecidos porque los escapes en los oleoductos contamina las aguas, y ya no hay pescado. Se ven en la necesidad de perforar los oleoductos para surtirse a ellos mismos y para el contrabando de preciado líquido. Una escapatoria económica, pero en muchas ocasiones se ven envueltos en explosiones que acaban con sus vidas.
La alternativa: Usar los cayucos, que ya no se usan para pescar, para escapar hacia alguna esperanza.
En Canarias no queremos sus Cayucos, pero sí su petroleo.