es la principal responsable de la degradación progresiva de los suelos. Esta erosión, es
causada por el escurrimiento superficial del agua que no se infiltra; si se logra minimizar la
escorrentía, se puede aumentar la infiltración durante las lluvias y, con ello, disminuir o
anular el riesgo de la erosión. El otro gran responsable de la degradación es el
desequilibrio del balance nutricional: extraer, más que reponer.
El sistema para lograr la infiltración de las aguas y el mantenimiento del equilibrio
nutricional nos lo enseña la vegetación natural: cobertura permanente del suelo y
reposición de nutrientes a través de los vegetales o sus restos. Las tecnologías de
cualquier sistema sostenible del uso del suelo tienen que apuntar hacia esos principios.
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