El Observatorio de precios sirve para ver como se le borra la sonrisa al ganadero cuando vende sus corderos, terneros, cerdos o conejos. Para ver la cara de acelga que se le pone al hortelano cuando le pagan por sus productos menos de lo que le ha costado producirlos. Para ver las lágrimas de una familia que tras arruinarse, se ve obligada a cerrar su explotación y buscar trabajo en otro sector. El observatorio no ve como se conforman los precios, pero si que refleja el proceso de destrucción de las ilusiones miles de personas hormadas que creyeron conveniente decirle al consumidor que le estaban robando.