El presidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Tenerife (AGATE), Pedro Molina, expresa una vez más la preocupación por un sector que atraviesa unos momentos muy duros. Critica Molina la gestión de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, pues entiende que "no funciona".
Afirma Molina que parte de esta situación es consecuencia clara de la crisis económica que se vive en el mundo entero, agravada además en el caso canario por una serie de problemas específicos que lo acentúan aún más si cabe.
Uno de los factores que más problemas trae al sector es la subida del precio del petróleo, así como de los combustibles fabricados a partir de cereales, que establecen una competición con los cereales en todo el mundo.
Otro de las causas de esta crisis encuentra su raíz en lo que Molina denomina como “doble moral de las políticas europeas” que, por una parte, prohíben producir de una determinada manera, mientras que por otra parte no impiden la entrada a productos obtenidos en base a esas condiciones.
Es el caso del uso de las harinas de carne, cuyo uso se encuentra prohíbido en toda Europa desde que se produjera la conocida como crisis de las “vacas locas”. Este tipo de harinas ya no pueden emplearse ni siquiera para alimentar a otros animales, como los pollos. Sin embargo, no se establecen prohibiciones a la entrada de carne de pollo producida con estas harinas y procedente de países de fuera de la UE, como Brasil.
Afirma Molina que parte de esta situación es consecuencia clara de la crisis económica que se vive en el mundo entero, agravada además en el caso canario por una serie de problemas específicos que lo acentúan aún más si cabe.
Uno de los factores que más problemas trae al sector es la subida del precio del petróleo, así como de los combustibles fabricados a partir de cereales, que establecen una competición con los cereales en todo el mundo.
Otro de las causas de esta crisis encuentra su raíz en lo que Molina denomina como “doble moral de las políticas europeas” que, por una parte, prohíben producir de una determinada manera, mientras que por otra parte no impiden la entrada a productos obtenidos en base a esas condiciones.
Es el caso del uso de las harinas de carne, cuyo uso se encuentra prohíbido en toda Europa desde que se produjera la conocida como crisis de las “vacas locas”. Este tipo de harinas ya no pueden emplearse ni siquiera para alimentar a otros animales, como los pollos. Sin embargo, no se establecen prohibiciones a la entrada de carne de pollo producida con estas harinas y procedente de países de fuera de la UE, como Brasil.