John y Gitte Abrahamsen poseen 15 hectáreas de tierras en Dinamarca, pero no las usan para la agricultura, sino que las arriendan a un club ecuestre. Aun así, la Unión Europea les otorgó US$ 1500 en subsidios agrícolas el año pasado. El dinero provino de los US$ 75.000 millones anuales que la UE destina para ayudas agrícolas, cuyo objetivo inicial era reducir el exceso de producción y prevenir un colapso de los precios de los alimentos. Sin embargo, hoy que los precios de los alimentos se han disparado y escasea la tierra cultivable, la UE busca estimular la producción agrícola. En mayo, la UE suspendió el requisito de que los agricultores mantuvieran 10% de sus tierras barbechas y elevó las cuotas que limitan la cantidad de leche que cada país del bloque puede producir. No obstante, conseguir un consenso entre los países miembros para eliminar subsidios individuales o cómo usar los fondos de la UE para reducir los precios de los alimentos ha resultado una tarea bastante más ardua. Mientras que Dinamarca dedica US$500.000 al año para subsidiar escuelas ecuestres, Polonia ha presupuestado US$ 1000 millones este año para programas de reforestación que le restan tierras a la agricultura.