
Este granero colectivo está compuesto por más de 300 pequeñas oquedades, muchas de ellas subdivididas, que ejercían de despensas de los antepasados canarios. También hay silos más grandes en los que dormían los vigilantes del Cenobio.
En lo que no se han puesto de acuerdo los historiadores es en dar a conocer la función del yacimiento. Unos dicen que los alimentos que allí se guardaban eran impuestos o tributos y otros piensan que se acumulaba comida para la época de hambruna y sequía.