Los ganaderos tuvieron su primera alegría en veinte años en el segundo semestre de 2007. El bajón de la oferta por la reducción de explotaciones en los países productores, el aumento del consumo en todo el mundo y una suerte de 'efecto dominó' por los incrementos sucesivos de la demanda del biodiésel y del coste de los piensos, hizo subir los precios de la leche en origen desde los 0,33 euros por litro que se venían pagando hasta los 0,48 euros. No duró mucho la euforia: este año la oferta se ha recuperado y la industria láctea ha reducido de nuevo los precios a 39/42 céntimos de euros, que no alcanzan a cubrir gastos. Hay que producir todavía más barato, más hierba que pienso, para competir con países exportadores, aconsejan los expertos. Pero las organizaciones del sector amenazan con tirar la leche y desabastecer los mercados; los desmoralizados ganaderos que quedan están decididos a abandonar la actividad y los consumidores no tenemos más remedio que pagar el litro de leche entre 0,70 y 1,05 euros.