Los precios del cereal se incrementaron entre un 30% y un 40%. Cambió, de hecho, el rumbo de los tres últimos decenios en que el cereal se mantenía a la baja: 0’132 euros/kilo (trigo blando); de 0’150 euros/kilo (trigo duro); 0’126 euros/kilo (cebada) ó 0,138 euros/kilo (avena) pasando a 0.240 euros/kilo, a 0’48 euros/kilo; a 0’24 euros/kilo y a 0,222 euros/kilo, respectivamente. Significó una revitalización para el sector agrícola (al contrario que para el ganadero) que después de tocar las nubes ha bajado algunos peldaños: de 0’240 que alcanzó como máximo el trigo blando a 0’192; de 0’24 que alcanzó la cebada a 0’192 y de 0’48 euros/kilo que alcanzó el trigo duro a 0’33 euros/kilo, pero la reacción de la industria no ha acompañado en este viaje de vuelta y no ha repercutido a la baja en los productos básicos al consumidor. Sirva de ejemplo el pan, que según el Índice de Precios al Consumo ha experimentado un 11’8% en Andalucía, una cifra que supera en 2 puntos porcentuales a la media nacional.