No hay un censo fiable, pero los lugareños calculan que no debe haber menos de 300. Se agrupan en manadas de 12, 15 o 20 cabras y pueden recorrer hasta 20 kilómetros en un solo día. Forman parte de esos acantilados desde tiempos ya inmemoriales y por eso los pastores y el Cabildo no pretenden erradicarlas, sino controlar su población. Con ese fin, un grupo de nueve cabreros ha elaborado y firmado un escrito que ya fue presentado en la Consejería insular de Medio Ambiente el 7 de mayo pasado y en el que solicitan permiso para organizar una junta o apañada. Necesitan autorización porque es zona protegida. Y lo más probable es que el Cabildo les dé el visto bueno. Inagua está herida y necesita oxígeno.
No hay un censo fiable, pero los lugareños calculan que no debe haber menos de 300. Se agrupan en manadas de 12, 15 o 20 cabras y pueden recorrer hasta 20 kilómetros en un solo día. Forman parte de esos acantilados desde tiempos ya inmemoriales y por eso los pastores y el Cabildo no pretenden erradicarlas, sino controlar su población. Con ese fin, un grupo de nueve cabreros ha elaborado y firmado un escrito que ya fue presentado en la Consejería insular de Medio Ambiente el 7 de mayo pasado y en el que solicitan permiso para organizar una junta o apañada. Necesitan autorización porque es zona protegida. Y lo más probable es que el Cabildo les dé el visto bueno. Inagua está herida y necesita oxígeno.