
Irónicamente, Irlanda es uno de los Estados miembros que restringen las importaciones de alimentos. Sus votos en contra de los alimentos genéticamente modificados en comités de la Unión Europea como el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y Salud de Animal reflejan la oposición del 58% a los OGM’s de entre los ciudadanos de Unión Europea. Mientras se ofrece a los consumidores de la UE carnes importadas, el 90% de las cuales viene de animales alimentados con cosechas genéticamente modificadas, muchas de las cuales son desaprobadas en la Unión Europea.
Los ganaderos en Europa tienen que competir contra estas importaciones sin el acceso a millones de toneladas de alimentos con OGM’s de EE.UU, Canadá, Brasil y Argentina.