El plátano, más consumido incluso que el arroz o las papas, está en riesgo de supervivencia, ya que padece la enfermedad de Panamá, que da a la fruta un color rojo ladrillo y la vuelve incomible. No hay cura. Todos los frutos perecen conforme se propaga, lo cual ocurre de prisa.
Según escribe Johann Hari, colaborador de The Independent, en el periódico La Jornada, hasta hace 150 años existía gran variedad de plátanos en las selvas del mundo, los cuales se consumían siempre en las zonas cercanas. Algunos eran dulces; otros, amargos.
Según escribe Johann Hari, colaborador de The Independent, en el periódico La Jornada, hasta hace 150 años existía gran variedad de plátanos en las selvas del mundo, los cuales se consumían siempre en las zonas cercanas. Algunos eran dulces; otros, amargos.
Existe consenso entre los científicos de que el hongo acabará infectando todos los plátanos de esa variedad en el mundo.
La única esperanza parecería ser un plátano genéticamente modificado para resistir la enfermedad de Panamá. Pero es una posibilidad remota, y encontraría mucha resistencia.
La única esperanza parecería ser un plátano genéticamente modificado para resistir la enfermedad de Panamá. Pero es una posibilidad remota, y encontraría mucha resistencia.