
El estudio expone, cómo los vehículos eléctricos –alimentados total o parcialmente con la electricidad suministrada a través de la red convencional– son significativamente más eficientes, y pueden llegar a emitir menos gases de efecto invernadero que otros combustibles alternativos, tales "como los obtenidos a partir del carbón, el gas natural o las arenas bituminosas, en los que muchas empresas petrolíferas están empezando a trabajar en distintos países del mundo".
El informe concluye que los vehículos eléctricos son hasta tres veces más eficientes que los vehículos propulsados por hidrógeno, y más importante aún, que esta transformación del sector transporte puede conseguirse con la tecnología y la infraestructura actualmente existentes.