El uso de fertilizantes orgánicos representa una serie de ventajas no solo desde el punto de vista físico, químico y biológico, sino que también permite un uso más eficiente de recursos que de otra forma podrían contaminar las aguas. Algunas de las ventajas son:
Aumento de la capacidad de intercambio catiónico del suelo.
Aumento de la capacidad de regulación química del suelo.
Aporte de sustancias de crecimiento.
Aumento del porcentaje de CO2 en el suelo, capaz de acidificar suelos alcalinos.
Aumento del porcentaje de CO2 en la parte aérea de cultivos densos que tengan restringida la circulación de aire, promoviendo por lo tanto, un aumento de la fotosíntesis.
Aumento en la disponibilidad de micronutrientes, no solo por ser una fuente; si no principalmente por los cationes micronutrientes quelatados.
Reducción de la actividad del aluminio en solución, a través de las fuertes ligaduras del mismo con grupos carboxílicos y fenólicos.
Fuente de calcio, magnesio y micronutrientes.
Aumento de la disponibilidad del fósforo, no solo por su aporte directo, sino también al reducir su precipitación con aluminio e hierro.
Mejora en la estructura del suelo, promoviendo una mayor aireación y crecimiento radicular.
Mayor protección del suelo al encostramiento.
Aumento de la capacidad de retención de agua.
Mayor estabilización de la temperatura del suelo.
Aumento de la actividad microbiana.
Aumento de la capacidad de intercambio catiónico del suelo.
Aumento de la capacidad de regulación química del suelo.
Aporte de sustancias de crecimiento.
Aumento del porcentaje de CO2 en el suelo, capaz de acidificar suelos alcalinos.
Aumento del porcentaje de CO2 en la parte aérea de cultivos densos que tengan restringida la circulación de aire, promoviendo por lo tanto, un aumento de la fotosíntesis.
Aumento en la disponibilidad de micronutrientes, no solo por ser una fuente; si no principalmente por los cationes micronutrientes quelatados.
Reducción de la actividad del aluminio en solución, a través de las fuertes ligaduras del mismo con grupos carboxílicos y fenólicos.
Fuente de calcio, magnesio y micronutrientes.
Aumento de la disponibilidad del fósforo, no solo por su aporte directo, sino también al reducir su precipitación con aluminio e hierro.
Mejora en la estructura del suelo, promoviendo una mayor aireación y crecimiento radicular.
Mayor protección del suelo al encostramiento.
Aumento de la capacidad de retención de agua.
Mayor estabilización de la temperatura del suelo.
Aumento de la actividad microbiana.