En resumen, lo que se ha hecho en esta leche francesa es quitarla su agua de constitución para facilitar su transporte. Con el contenido de uno solo de estos camiones cisterna, una vez incorporada “agua del grifo”, se puede comercializar el triple de litros de leche, tres camiones de leche. Con ello las empresas consiguen abaratar los costes de transporte, porque sería inviable traer leche pura de vaca de Francia aquí a un coste razonable. Queda así también de manifiesto la falacia en torno a la “enorme productividad y bajos costes” a los que puede producir leche nuestro primer competidor, porque ni aquí ni allí la leche se regala ni se vende a los precios que apetecerían a la industria.