La circunstancia es complicada porque la producción mundial (a pesar del aumento del 1 por ciento de este año) no mantiene el paso del consumo, en fuerte crecimiento no sólo en gigantes como China y Rusia, donde también están gravando las exportaciones. "El problema -explica Filippo Galli, presidente de la asociación de cerealistas- es que nadie había previsto el aumento del consumo. Hace ya dos o tres años que China sigue diciendo que su consumo interno de cereales es igual a su producción, pero no es cierto. Y sólo ahora se ha dado cuenta de que consume más que lo que produce".